Por el Dr. Domingo Pérez León, del Instituto Biológico de la Salud. www.institutobiologico.com
La vitamina C es un antioxidante del que, con el tiempo, se han demostrado sus poderosos beneficios para la salud, especialmente para la prevención y tratamiento de las enfermedades infecciosas.
Mientras que la mayoría de los animales tienen la capacidad de producir vitamina C internamente, tres especies no la tienen: los conejillos de indias, los primates y los humanos, quienes deben obtener su vitamina C de sus alimentos.
La vitamina C realiza numerosas funciones en el cuerpo humano, entre las cuales se encuentra actuar como un cofactor esencial en las reacciones enzimáticas.
De esta forma, juega un papel en la producción corporal de colágeno, carnitina (que le ayuda al cuerpo a convertir la grasa en energía) y catecolaminas (hormonas que producen las glándulas suprarrenales).
El cuerpo también utiliza la vitamina C para curar las heridas, reparar y mantener la salud de los huesos y dientes y ayudar al cuerpo a absorber el hierro.
Al ser un poderoso antioxidante, la vitamina C también ayuda a prevenir el daño causado por los radicales libres. Es a través de este efecto antioxidante que se cree que la vitamina C podría jugar además un papel en la protección de la salud cardíaca.
Existe una amplia variedad de alimentos ricos en vitamina C, tales como el pimiento rojo, el perejil, el brócoli, el kiwi, las fresas, el tomate y los cítricos. Es posible obtener grandes cantidades de vitamina C por medio de la alimentación si se consumen dichos alimentos de manera diaria.
Según Humphries, es posible aumentar aún más los efectos de estos alimentos al combinarlos con alimentos ricos en flavonoides, ya que trabajan de manera sinérgica. Los ejemplos incluyen cebollas, mora azul, té verde, plátano, chocolate negro, espino amarillo y gingko biloba.
En muchos casos, podría ser sensato tomar vitamina C en suplemento. La forma más efectiva de suplementación oral de vitamina C es la vitamina C liposomada, lo que facilita la absorción, asimilación y biodisponibilidad con lo cual el efecto terapéutico es mayor.
La vitamina C liposomada evita muchas de las complicaciones de la vitamina C tradicional o del ácido ascórbico (como malestar gastrointestinal), por lo que le permite obtener una concentración intracelular mucho mayor.